El Tribunal Supremo (TS) ha ratificado la condena de 11 años y 11 meses de prisión impuesta a una mujer que ofreció a su hija menor de edad para mantener relaciones sexuales a cambio de dinero. Asimismo, se ha confirmado la pena de 10 años de cárcel para el hombre que pagó por esos actos. Esta decisión se ha dado a conocer a través de una sentencia de la Sala de lo Penal, a la que tuvo acceso Europa Press, en la que se desestiman los recursos presentados por ambos condenados contra las decisiones del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM).
Detalles de la condena
El TSJCLM no solo dictó la pena de prisión, sino que también impuso a la madre 10 años de libertad vigilada y la prohibición de acercarse a su hija durante 18 años. Estas sanciones son consecuencia de delitos de agresión sexual, por los que también fue condenado el hombre involucrado, así como de corrupción de menores.
Los hechos del caso
Según la sentencia del TS, los hechos se remontan a 2020, cuando el acusado tuvo relaciones sexuales por primera vez con la menor, a sabiendas de que esta tenía solo 13 años. A lo largo de este periodo, el hombre llegó a pagar hasta 6.000 euros a la madre, repartidos en cantidades de 1.000, 20, 50 y 200 euros, tanto a ella como a la hija.
Pruebas y testimonios
El Tribunal Supremo valida la condena impuesta por el TSJCLM, señalando que la sentencia detalla adecuadamente «la culpabilidad» de la madre. Esto se sustenta en «declaraciones extrajudiciales de la menor» que fueron aportadas en formato videográfico y confirmadas por testigos presentes en el momento de la grabación.
Testimonio de testigos
Uno de los testigos, que estuvo presente durante una conversación grabada con la víctima, relató que la menor le contó los hechos tras una discusión con su madre, proporcionando un relato que coincide con el contenido del vídeo que ella misma grabó. Además, otra vecina testificó que, tras escuchar la grabación, contactó a la madre para recriminarle por prostituir a su hija, a lo que esta reconoció la situación.
Conclusiones del Tribunal Supremo
Los magistrados consideran que estos testimonios son fundamentales para la acusación, destacando que la madre admitió haber estado prostituyendo a su hija y que había vendido su virginidad. También se encontraron recibos firmados, que evidencian la entrega de la menor al coacusado para mantener relaciones sexuales, firmados por ambas.
El alto tribunal subraya que, aunque la mujer tenía un diagnóstico de trastorno ansioso depresivo por situaciones de violencia de género, esto no implica que no pudiera comprender la ilicitud de sus actos. La sentencia concluye que la madre no solo no impidió las relaciones sexuales de la menor con el acusado, sino que las autorizaba y ofrecía a su hija para satisfacer las demandas sexuales del hombre.