La palista española Sara Ouzande compartió sus impresiones sobre la vida fuera de casa durante las concentraciones de entrenamiento, reconociendo que es un reto, pero subrayando que para alcanzar el título de campeona del mundo es necesario realizar sacrificios. En un encuentro en los Desayunos Deportivos de Europa Press, la deportista también destacó las dificultades que enfrenta el deporte español debido a trámites burocráticos que limitan el acceso a láminas de agua navegables.
Sacrificios en el camino hacia el éxito
Ouzande, quien es la capitana del equipo que se coronó campeón del mundo en el K4 500 metros en los Mundiales de Milán, expresó: «A mí me cuesta estar fuera de casa, pero es mi trabajo y si quiero ser campeona del mundo tengo que hacer algún sacrificio.» Este mensaje fue compartido en el marco de un evento organizado con la colaboración de la Comunidad de Madrid, Joma, Loterías y Apuestas del Estado, Mondo y la Universidad Camilo José Cela.
Reflexiones sobre el ‘Caso Teresa Portela’
La palista también abordó el ‘Caso Teresa Portela’, en el cual la gallega se negó a entrenar en Sevilla con el K4 500 metros por problemas de conciliación. Ouzande comentó: «Cada uno tiene sus responsabilidades. Conciliar con una hija y ausentarte de tu casa es complicado, pero entiendo a la federación, que busca un centro donde unir a un número de chicas para conseguir resultados.»
La necesidad de instalaciones adecuadas
La deportista hizo hincapié en la importancia de contar con instalaciones homologadas para las concentraciones que les permitan «rendir al máximo». Señaló que «necesitamos muchas cosas a lo largo del día, psicólogos, nutricionistas, entrenadores, es esencial», y criticó que en España hay muchas láminas de agua navegables que no se pueden utilizar debido a trámites burocráticos.
Recuerdos de la victoria en Milán
Ouzande recordó el momento en que se proclamaron campeonas del K4 500 metros junto a Lucía Val, Estefanía Fernández y Bárbara Pardo. «A las bielorrusas no las habíamos visto competir y nos dieron una colleja (en la serie), pero nos sentamos con nuestro entrenador, teníamos claro cómo tenía que ser la regata», relató. La palista celebró su desempeño durante la carrera: «Fui controlando la regata mirando a las bielorrusas a la izquierda, las palas nos respondieron muy bien y a ellas no. Me pasé 150 metros gritando y salió bien.»
Mirando hacia el futuro
Con optimismo, Ouzande señaló que esta medalla les ha permitido «ser capaces de creer» en su potencial, y ahora avanzan «paso a paso hasta la gran meta de los Juegos» de Los Ángeles en 2028. «En el equipo femenino se creía que ir a unos juegos era para inmortales, pero nosotras lo conseguimos en París», afirmó, después de haber conseguido el sexto lugar en la prueba de K4 500 en la capital francesa.
Un viaje que comenzó con el piragüismo
La palista también compartió cómo empezó en el piragüismo tras dejar el béisbol y el fútbol. «Me dijeron que o me apuntaba a otro deporte o me metían en inglés. Acabé ahí y la verdad que cuajó», reflexionó, a la vez que destacó la evolución del deporte femenino, aunque reconoció que «queda mucho» por hacer.
