Los Comités Olímpicos Nacionales de los países bálticos han expresado su firme oposición a la flexibilización de las restricciones de acceso para los deportistas de Rusia y Bielorrusia. Esta postura se manifiesta en un contexto de desacuerdo con la reciente recomendación del Comité Olímpico Internacional (COI).
Postura de los líderes olímpicos bálticos
Kersti Kaljulaid, presidenta del Comité Olímpico de Estonia, junto a sus colegas de Letonia, Raimonds Lazdins, y de Lituania, Daina Gudzineviciute, han enviado una carta a Kirsty Coventry, presidenta del COI, en la que expresan su «preocupación fundamental» por la sugerencia de permitir la participación de los deportistas júniors rusos y bielorrusos bajo sus símbolos nacionales, a pesar de la continua agresión que Rusia ejerce sobre Ucrania.
Rechazo a la participación de deportistas rusos y bielorrusos
En su misiva, los líderes bálticos manifestaron: «Nos oponemos firmemente a cualquier medida que permita a los deportistas que representan a Rusia o Bielorrusia participar bajo banderas nacionales, himnos, colores, uniformes o como miembros de equipo mientras continúe la agresión contra Ucrania».
Instrumentalización del deporte por parte de Rusia y Bielorrusia
Asimismo, los firmantes señalaron que Rusia y Bielorrusia están utilizando el deporte como una herramienta para difundir propaganda estatal. Esta crítica surge en el contexto de la reciente Cumbre Olímpica, llevada a cabo en Lausana (Suiza) y presidida por Coventry, que recomendó el regreso de los deportistas rusos y bielorrusos bajo sus respectivas enseñas.
Situación de los deportistas desde el inicio del conflicto
Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los deportistas de estas naciones solo han podido competir en ciertas disciplinas como atletas neutrales, estando completamente prohibidos en otras. Este estatus se mantendrá para los próximos Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán del 6 al 22 de febrero de 2026.
Defensa de los valores olímpicos
Los dirigentes de los Comités Olímpicos de los países bálticos enfatizaron: «Creemos firmemente que la credibilidad del olimpismo depende de la defensa coherente de la paz, la dignidad humana y el respeto del derecho internacional». En este sentido, concluyeron que el deporte debe ser una «vía de esperanza» y no una forma de «normalizar u ocultar» un conflicto bélico.
