Un grupo de investigadores del Hospital Nacional de Parapléjicos, bajo la dirección del doctor Rafael Moreno-Luna, ha logrado un avance significativo en el campo de la medicina regenerativa. Su estudio ha demostrado que es posible regenerar el flujo sanguíneo en tejidos que han perdido completamente sus vasos sanguíneos utilizando solo un gramo de grasa subcutánea de pacientes con lesión medular crónica. Esta situación, que puede llevar a la falta de riego y necrosis, encuentra una posible solución gracias a este hallazgo.
Avance en medicina regenerativa vascular
El descubrimiento, publicado en la revista científica ‘Angiogenesis’ (@SpingerNature), representa un paso decisivo en la medicina regenerativa vascular y abre la puerta a terapias clínicas basadas en células madre del propio paciente. La Junta de Castilla-La Mancha ha destacado la importancia de esta investigación en una reciente nota de prensa.
Colaboración multidisciplinar
El equipo de investigación, que incluye a colaboradores de instituciones tanto nacionales como internacionales, como la Universidad de Cádiz, con María Carmen Durán-Ruiz, y la Harvard University, con Juan M. Melero-Martin, ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de las diferentes poblaciones celulares presentes en el tejido adiposo. Su objetivo ha sido identificar aquellas que poseen el mayor potencial terapéutico.
Los resultados obtenidos no solo aclaran las razones por las cuales ensayos anteriores con células madre de tejido graso no habían tenido éxito, sino que también ofrecen un protocolo innovador para restaurar la irrigación sanguínea en áreas isquémicas carentes de riego vascular.
Capacidad regenerativa de las células
Los investigadores han comprobado que las células madre obtenidas de personas con lesión medular crónica conservan su capacidad regenerativa, lo que amplía el uso de este protocolo a pacientes con patologías complejas y condiciones de salud comprometidas. Según el doctor Moreno-Luna, «nuestros resultados muestran que un recurso sencillo y accesible, como el tejido adiposo subcutáneo, puede convertirse en la base de terapias avanzadas para regenerar vasos sanguíneos». Esto, afirma, representa una puerta abierta a tratamientos personalizados con un gran potencial para pacientes con enfermedades graves y heridas crónicas de difícil curación.
Impacto sanitario y económico
Este avance no solo tiene implicaciones médicas, sino también económicas y sociales, ya que podría mejorar significativamente la calidad de vida de pacientes con lesiones por presión y otras condiciones isquémicas. Además, estas lesiones generan un alto coste para el sistema público de salud, siendo el tratamiento de aproximadamente 120 pacientes con lesiones por presión en el Hospital Nacional de Parapléjicos un gasto anual cercano a los cuatro millones de euros.
En la actualidad, el grupo de investigación está evaluando la seguridad de este nuevo protocolo, arrojando resultados preliminares muy esperanzadores. «El siguiente objetivo será iniciar un ensayo clínico en pacientes para validar la eficacia de esta estrategia regenerativa en condiciones clínicas reales», ha señalado Moreno-Luna.
Castilla-La Mancha avanza hacia la medicina regenerativa
En España, diversas comunidades autónomas ya han desarrollado medicamentos de terapias avanzadas que abordan enfermedades graves sin solución con los tratamientos convencionales. Castilla-La Mancha se suma a esta iniciativa, apostando por la investigación en salud como motor de innovación en beneficio de los pacientes.
Desde 2020, la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha, junto con el Hospital Nacional de Parapléjicos y, desde 2025, el Instituto de Investigación Sanitaria de Castilla-La Mancha (IDISCAM), han impulsado esta línea de trabajo en terapias avanzadas.
Como resultado de este esfuerzo, se formó el grupo de investigación ‘Fisiopatología y Medicina Regenerativa’, compuesto por un equipo con amplia experiencia en el estudio de los vasos sanguíneos y la medicina regenerativa, con el objetivo de llevar los hallazgos del laboratorio a los pacientes lo más pronto posible.
La investigación ha contado con el apoyo financiero del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y la Agencia de Investigación e Innovación de Castilla-La Mancha (Innocam).
