La huelga del metal en Ciudad Real, que comenzó este lunes, ha generado una fuerte reacción por parte de Ángel Nicolás, presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam). Nicolás ha expresado su preocupación, afirmando que esta medida solo perjudica a un sector productivo esencial en la provincia.
Críticas a la huelga del metal
En declaraciones a los medios tras una reunión con el consejero de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital, Juan Alfonso Ruiz Molina, el presidente de Cecam manifestó: «No me parece bien». Nicolás argumentó que la huelga no está logrando más que dañar a las pequeñas y medianas empresas (pymes) del sector, que son especialmente vulnerables y requieren un trato cuidadoso para evitar su desaparición.
Polarización del sector
El presidente de Cecam destacó las «dos polarizaciones absolutamente distintas y contradictorias» que existen en el sector metalúrgico de Ciudad Real. Por un lado, mencionó el caso de Repsol Puertollano, que enfrenta cuestiones «absolutamente distintas» de las que sufren las pequeñas pymes en el resto de la provincia, las cuales luchan por su propia supervivencia.
Rechazo a ataques personales
Nicolás también se mostró «absolutamente en contra» de la campaña de acoso que ha sufrido Javier Chacón, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Siderometalurgia (APES), quien está involucrado en las negociaciones del convenio. «Nos parece retroceder 50 años», lamentó, recordando tiempos en los que los negociadores se enfrentaban a ataques físicos tras las reuniones.
Defensa de los negociadores
El presidente de Cecam se refirió a cómo Chacón ha sido señalado en redes sociales, exponiendo su dirección y fomentando que personas se acerquen a él de manera agresiva. Nicolás subrayó que los empresarios están dispuestos a dialogar, pero enfatizó que no se puede atacar a una persona de forma personal, ya que Chacón es el portavoz de todo un sector.
Un llamado al respeto y la educación
Finalmente, Nicolás hizo un llamado a mantener buenos modales y respeto en las negociaciones. «Los sindicatos tienen que entender que la economía del siglo XXI no es la misma que la de la revolución industrial y, por lo tanto, deben adaptar sus enfoques», concluyó, reafirmando la disposición de los empresarios a continuar la conversación siempre que se respete a los interlocutores.
