El noruego Magnus Carlsen y el ruso Ian Nepomniachtchi se proclamaron ambos campeones del mundo de ajedrez en el torneo celebrado en Nueva York, después de una agónica final en la que la Federación Internacional aceptó el oro compartido.

Carlsen, genio y figura del mundo del ajedrez, estuvo a punto de ganar tras ponerse 2-0 en ventaja en un partido de cuatro juegos. Sin embargo, Nepomniachtchi logró una remontada espectacular y ganó los dos juegos siguientes. Los desempates posteriores incluyeron tres batallas muy reñidas y agotadoras, en las que ninguno de los dos jugadores pudo obtener una ventaja decisiva (3,5-3,5).

En ese momento, Carlsen se puso de pie y le sugirió públicamente a su oponente dividir la corona. Después de pensarlo un poco, Nepomniachtchi aceptó y los dos se acercaron al árbitro principal y le explicaron su punto de vista, argumentando que ambos estaban cansados y que habían demostrado que estaban en igualdad de condiciones. El presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, aceptó.

«Si hubiésemos continuado, cualquiera de los dos habría ganado por agotamiento, y eso habría sido cruel para ambos», explicó más tarde Carlsen, después de protagonizar junto al jugador ruso un desenlace histórico para el Mundial de partidas relámpago con su sexto título y primero desde 2021.

El número uno del mundo había tenido una sonada polémica con la Federación por el código de vestimenta, que relajó la FIDE tras prohibir en un principio y multar al noruego llevar pantalones vaqueros durante la jornada del pasado viernes.