El Comité Olímpico Internacional (COI) elegirá este jueves en Pylos (Grecia) a su nuevo presidente que sustituya al alemán Thomas Bach, un cargo al que optan siete candidatos, entre ellos el español Juan Antonio Samaranch Salisachs.
El Movimiento Olímpico está preparado para elegir al décimo presidente de su historia, con teórico favoritismo para el propio Samaranch, un nombre ya muy vinculado al olimpismo por la presidencia de su padre Juan Antonio entre 1980 y 2001, el británico Sebatian Coe y la zimbabuensa Kirsty Coventry, que aspira a ser la primera mujer en llegar al sillón presidencial del organismo con sede en Lausana.
«Está demasiado ajustado para predecir nada», advirtió el Príncipe Feisal Al-Hussein, otro de los aspirantes junto al francés David Lappartient, el sueco Johan Eliasch y el japonés Morinari Watanabe, que parecen estar un paso por detrás de los otros tres.
El ganador necesitará una mayoría absoluta de los más de 100 miembros del COI, y se prevén varias rondas de votación, ya que el candidato con menos votos es eliminado. No está permitido acceder a la votación con teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos.
«El tema con este tipo de votaciones no se puede saber nunca, es muy difícil saber medir qué son las palabras de apoyo y cuándo se van a convertir en votos, pero sí, estoy muy animado, es el final de una gran carrera. Ha sido un gran proyecto y ha valido la pena», señaló Samaranch este miércoles a los medios presentes en la localidad griega de Pylos donde está reunido el organismo y donde se elegirá al nuevo presidente.
El catalán, de 65 años, tiene buenos contactos en el Movimiento Olímpico gracias a su larga etapa como vicepresidente y por su condición de miembro del Comité Ejecutivo, además de por haber acudido a un total de 24 Juegos y de estar en tres Comisiones de Coordinación.
Además, no quiere ser comparado con su padre, quien dirigió el COI durante más de dos décadas, un periodo donde Barcelona logró los Juegos de 1992 y en el que fue clave para llevar el evento a China, pero también no exento de polémica por el escándalo de sobornos por votos en torno a la candidatura de Salt Lake City para los Juegos de Invierno de 2002.
Samaranch presentó un manifiesto electoral en el que aseguraba aportar «un liderazgo eficaz» y «una pasión de toda la vida por el olimpismo», y donde consideraba vital para el Movimiento Olímpico «seguir evolucionando» con un presidente que debía de «encontrar un equilibrio entre honrar la tradición y adoptar una visión de futuro, a la vez que aportar una experiencia demostrada en el deporte y los negocios, tanto dentro como fuera».
El barcelonés recordó que el elegido «afrontará desafíos que superarán los precedentes pasados» y que van más allá de lo meramente deportivo, y por ello apeló a «un liderazgo eficaz» que basó en la «experiencia, perspectiva, juicio y colaboración» de un programa con los Juegos, el Deportista, el Movimiento Olímpico, la Sociedad y el Movimiento Olímpico y la Actividad del Movimiento Olímpico como «prioridades claves».
«Confío en que, si tengo el honor de ser su presidente, aportaré la perspicacia política y empresarial, y el profundo conocimiento del Movimiento Olímpico necesarios para liderar con eficacia desde el primer día», remarcó en su documento el candidato español, que consideraba que su valor «más importante es el intangible» que le da el conocimiento de «muchos años» de los miembros del Movimiento Olímpico.
En este manifiesto electoral, el catalán advirtió que el Movimiento Olímpico no se podía dormir «en los laureles» debido a la «transformación profunda del mundo» y que tenía ante sí «el desafío de mantener el interés» entre cada edición de los Juegos, con énfasis en «modernizar y mantener el interés en los deportes olímpicos».
Igualmente, dejó claro que los deportistas son «la esencia» e hizo especial hincapié en proteger al deporte femenino «adoptando una política que mantenga distinciones inequívocas entre las categorías masculina y femenina», al tiempo de incidir en la necesidad de que Movimiento Olímpico mantenga «la independencia política».
COE, EL MÁS ‘REVOLUCIONARIO’, COVENTRY, LA ‘FAVORITA’ DE BACH
Sus principales rivales serían Lord Sebastian Coe y Kirsty Coventry, dos exdeportistas con un gran curriculum olímpico. El exatleta británico, oro en 1980 y 1984 en 1.500 y presidente de World Athletics y del Comité Organizador de los Juegos de Londres de 2012, se perfilaría como el más revolucionario, lo que podría ser también su principal obstáculo. A sus 68 años, el más mayor de los candidatos, alcanzaría el límite de edad vigente para los miembros del COI antes del final de su primer mandato y por ello promete presentarse a la reelección tras sólo cuatro años en lugar de ocho.
Por su parte, Coventry, la más joven de los candidatos (41 años), haría historia como la primera mujer y la primera africana en liderar el COI, y de la que se dice que tiene el favoritismo de Bach. Medallista de oro en natación de 2004 y 2008 está acompañada de cierta polémica porque su recorrido como ministra de Deportes de Zimbabue no está exento de controversia y aún no está claro si los miembros del COI la consideran lo suficientemente fuerte como para dirigir el organismo en el clima geopolítico actual.
Menos opciones parecen tener el francés David Lappartient, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y que no ha sido miembro del COI durante mucho tiempo, el sueco Johan Eliasch, máximo responsable de la Federación Internacional de Esquí (FIS), el japonés Morinari Watanabe, que acaparó titulares con la radical propuesta de celebrar los Juegos Olímpicos en todos los continentes al mismo tiempo para garantizar la retransmisión las 24 horas, y el príncipe jordano Al-Hussein no parece haber dejado mucha huella entre los miembros del Movimiento Olímpico.
Con todo, el décimo presidente del COI tendrá ante sí retos de nivel como las actuales tensiones geopolíticas, que van desde la guerra en Ucrania hasta el conflicto de Gaza, a una nueva administración liderada por Donald Trump en Estados Unidos, sede de los Juegos Olímpicos de 2028 en Los Ángeles y su agresiva política contra las deportistas transgénero.