El Consejo Superior de Deportes (CSD) rindió homenaje el pasado lunes a José Ramón López Díaz-Flor, quien a finales de 2025 pondrá fin a una destacada trayectoria de casi 40 años como director de la Residencia Joaquín Blume, ubicada en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid.
Un acto emotivo en el CAR de Madrid
El homenaje tuvo lugar en la sala de piragüismo del CAR, con la presencia de autoridades, deportistas de diferentes generaciones, compañeros de trabajo, familiares y amigos. Durante el evento, el presidente del CSD, José Manuel Rodríguez Uribes, anunció que la sala de piragüismo llevará el nombre de López Díaz-Flor, quien ha estado al frente de la residencia desde 1988, según un comunicado emitido por la institución.
Reconocimiento a una trayectoria ejemplar
Rodríguez Uribes destacó que este homenaje es un gesto de agradecimiento por «su dedicación y profesionalidad», tanto en su carrera como deportista como en su gestión de la residencia, un lugar crucial para el desarrollo del talento en el deporte español. «Ese puesto precisa de liderazgo y mucha calidad humana. Con tu autenticidad, tu compromiso y tus buenas intenciones, has sido y eres una parte fundamental de la historia del deporte español, del CSD y, por supuesto, de la Residencia Joaquín Blume», afirmó el presidente.
La sala de piragüismo lleva su nombre
A partir de ahora, la sala de piragüismo del CAR de Madrid se denominará ‘Sala de Piragüismo José Ramón López Díaz-Flor’. «Te mereces que tu nombre quede unido para siempre a este sitio y a todo lo que simboliza», añadió el secretario de Estado para el Deporte.
Un legado en el deporte español
José Ramón López Díaz-Flor, medallista olímpico en los Juegos de Montreal 1976 (plata en K4 1.000m), cuenta con seis medallas mundiales entre 1975 y 1978. En febrero de 1988, asumió la dirección de la Residencia Joaquín Blume del CAR de Madrid, donde ha guiado a innumerables generaciones de jóvenes deportistas.
Visiblemente emocionado, López Díaz-Flor expresó: «Veros aquí a muchísimos compañeros y deportistas es para mí un honor; soy yo el que tiene que agradeceros el haber podido vincularme a la residencia durante tantos años». Durante el evento, destacó la relación «paterno-filial» que ha desarrollado con los deportistas a lo largo de más de tres décadas, un vínculo «formativo» que ha permitido un aprendizaje mutuo. También recordó la importancia de la «apuesta que se ha hecho desde el CSD para disponer de un instituto dentro del centro».
Palabras de agradecimiento de los deportistas
El fondista Fernando Carro resaltó la figura de López Díaz-Flor como un pilar emocional para todos los deportistas. «Ha significado un punto de apoyo estratégico para cada uno de nosotros. Su paso por la residencia y por el deporte español nunca podrá ser llenado de la misma manera», afirmó.
Por su parte, la jugadora de bádminton Carolina Marín lo describió como un «segundo padre» desde que llegó a la residencia a los 14 años. «Ha sido un padre, un amigo y, sobre todo, una persona de mi confianza. Le estoy muy agradecida por cuidarme tan bien y, sobre todo, por el cariño», mencionó la onubense.
El karateka Damián Quintero también destacó su papel como educador: «Me has enseñado, me has regañado, nos lo hemos pasado bien. Principalmente, me has hecho la vida mucho más fácil desde que llegué a Madrid con 18 años hasta los 41 que tengo. Te agradezco infinitamente lo que haces por mí, por los deportistas y por el deporte español», expresó.
La karateka Sandra Sánchez agradeció a López Díaz-Flor por siempre encontrar «soluciones» a su llegada. «Te llevaremos siempre aquí, en nuestro corazón», le dijo, reconociendo su apoyo constante.
Un vacío difícil de llenar
Finalmente, la atleta Águeda Marqués reflexionó sobre la ausencia que dejará López Díaz-Flor en la residencia. «No hay residencia sin José. Va a ser un poco raro, la verdad. Que sea muy feliz con sus nietos, se lo merece. Lo vamos a echar mucho de menos», concluyó.